Hay muchas formas diferentes de meterse con un compañero y maltratarlo:
lograr que el compañero maltratado haga cosas que no quiere hacer y que le pueden traer problemas;
exigirle dinero;
hacerle el vacío, consiguiendo que los demás tampoco se relacionen con él o ella;
insultarle, ponerle motes, burlarse, reírse de él;
sembrar rumores, bulos; chismorrear;
amenazarle verbalmente o por escrito (notas, mensajes en el móvil, ...);
darle empujones, collejas, pelearse o pegarle.
Cuando un niño o adolescente está siendo acosado, sufre varias de estas situaciones sucesivamente o a la vez, y suele ser un grupo de compañeros el que maltrata, aunque a veces sólo lo hace uno. En ocasiones el chico o chica con el que se meten los demás puede llegar a pensar que tiene la culpa de lo que le ocurre. Puede sentirse tan triste y decepcionado de sus malas relaciones con sus compañeros que tendrá problemas para concentrarse y su rendimiento académico bajará; incluso puede caer en una depresión. En todo caso, su situación personal se convierte en algo que a nadie le gustaría sufrir, y nadie debería sufrirlo.
Los agresores cada vez se sienten más fuertes, se creen más populares y se ven poderosos, pues se les tiene miedo. Su falta de respeto por los otros y su intolerancia hacen que le vayan perdiendo el respeto a más gente, pudiendo llegar a convertirse en los matones de la clase, a los que se les tiene miedo y con los que -en el fondo- nadie quiere estar.
Recuerda: En las situaciones de maltrato hay una persona que se siente acosada y maltratada por otro (u otros). El maltratador se hace el fuerte y obtiene poder ante los demás. A pesar de ello, una persona que actúa así -con desprecio y falta de respeto hacia otro- realmente no es valorada, respetada o admirada sino temida. Lo único que conseguirá será el miedo de los demás, no su respeto.
